EL CLIENTE

Cuando un cliente entra en la tienda con un problema, por pequeño que sea, los empleados de inmediato lo consideran como una oportunidad para establecer una relación. Responden con el deseo positivo y jovial de resolver la dificultad de un modo que deje contento al cliente. Lo tratan con tanta buena voluntad y respeto, con tal disposición a ir más allá de lo meramente obligatorio, que a muchos de los clientes ni siquiera se les ocurre en adelante ir a comprar a otra parte.

Del libro: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva

EXCUSAS

Cuando mi sobrino no ha dado resultados positivos, mi tendencia ha sido buscar las causas en lo que podemos modificar con nuestro trabajo en la pista. Que el saque no ha funcionado- que es casi siempre- hay que mejorarlo en la pista de entrenamiento, que ha fallado el revés, hay que trabajar el revés. es así de simple. Lo que he evitado es dar importancia a cosas que no dependen de nosotros. La lucha de Rafael ha estado siempre en la línea de superarse a sí mismo. Y todo el resto de las valoraciones, ajenas a la pista de tenis, a mi modo de entender,  lo hacen más vulnerable. Si doy la culpa a la pasta que no está al dente, a las bolas o al viento, acabaré pensando que todo es determinante en la derrota y que nunca la culpa es de uno mismo. Esta es la tendencia natural de los seres humanos, buscar excusas y justificaciones que nos liberen de la responsabilidad.  Si uno se acostumbra a pensar que esto es muy importante, y lo otro no digamos, acabaremos encontrando esas explicaciones estrafalarias que antes mencionaba.

Del libro:

EL DEBER

John Fitzgerald Kennedy a la mañana siguiente de ser elegido presidente de los Estados Unidos cuando le visitó su padre para felicitarlo y en tono algo guasón y familiar le preguntó:
– Y ahora cómo debo llamarte: John o presidente.
Su contestación fue fulminante:

– Llámame presidente,  porque como presidente voy a tener que hacer cosas que John nunca haría.

Dl libro: Desnudando el alma del directivo

EL RESPONSABLE DE LA FELICIDAD

La felicidad en el lugar de trabajo es un reto en el que intervienen y son impactadas muchas personas, ahora bien, si nos hacemos la pregunta acerca de quién es el responsable de hacerlo posible en la compañía surgen dudas. Es probable que mentalmente hayas respondido ya a esta pregunta, ¿Cierto? También es más que probable que tu respuesta sea una de las siguientes: «el director de recursos humanos» o «el director general». Error.
Si no son ellos, ¿Quién puede ser el responsable de impulsar la felicidad en la empresa?
TODOS, sí, tú también. No importa el lugar que ocupes dentro de la compañía, seas director general o director de recursos humanos, seas técnico de finanzas, marketing o ventas, seas operario, recepcionista o profesional de limpieza, tú también eres responsable. Graba este mensaje en tu cabeza: La felicidad en el trabajo es una responsabilidad compartida.

Del libro: Happy employee experience

FELICIDAD

Nuestros genes determinan nuestra felicidad en un 50%. Por otro lado, el 10% está determinada por las circunstancias que te rodean. Y el 40% restante está desencadenado por las actividades que hacemos a diario.

Del libro: Happy employee experience

TU EMPRESA

Desde hace años trabajo en empresas para ayudarles en el desarrollo del liderazgo. Gracias a ello, he tenido la oportunidad de acompañar a muchos equipos. Y lo que me suelo encontrar es un comportamiento repetido: se piensa que lo que ocurre en otras empresas es mejor. Por supuesto, no es la opinión del cien por ciento de las personas, de hecho es raro encontrártelo en la alta dirección, en personas con mucha madurez o en quien ha rotado mucho de compañía y valora lo que tiene, pero confieso que suele ser un porcentaje elevado. Y tiene que ver con un componente cultural, entre otras razones.

Del libro: ¿Y si realmente pudieras? De Pilar Jericó