Obsérvate a ti mismo, amigo mío.
Tú posees todo aquello que grandes hombres tuvieron.
Dos brazos, dos manos, dos piernas, dos ojos, y una mente para usar, si estás despierto.
Tú eres el mismo obstáculo que has de superar.
Tú solo has de señalar a dónde quieres ir, el objetivo que quieres conseguir y el sacrificio que estás dispuesto a pagar.
Coraje y valor deben venir de ti, que toda persona marca su camino.
Obsérvate a ti mismo, amigo mío, tú posees todo aquello que grandes hombres tuvieron.
Con el mismo equipaje, ellos empezaron.
Pon en ello, pues tu empeño y di: “yo puedo”
Del libro: Patología de las organziaciones
