Del libro: Cómo tener éxito en la vida- Paul McGee

Creo que en la actualidad muchas personas sufren una enfermedad. La llamo «la quimera de la acción».

Entre los síntomas se cuentan parecer siempre ocupado, quejarse constantemente de falta de tiempo y pasar innumerables horas en reuniones. De entre los síntomas que hacen que la enfermedad se cronifique, el más común es hablar de lo que haremos en lugar de pasar a la acción.

La quimera de la actividad hace que confundamos actividad con eficiencia, creemos que estar ocupados significa ser efectivos.

Entiendo que nos pueda gustar el ajetreo. Nos hace sentir importantes. Y es fácil confundir el movimiento y el trajín con progreso.

Te explicaré a qué me refiero.

Un caballito de balancín se mueve mucho, pero, ¿va a alguna parte? Y las conversaciones interminables sobre lo que haremos no sustituyen la propia acción.

¿Estás de acuerdo?

Una gran vida no se forja hablando, simplemente, de ella. Tener infinitas reuniones y muchos planes puede volverse una forma sutil , aunque también peligrosa, de evitar tomar decisiones o pasar a la acción.

La cuestión es que trabajar muchas horas y dejarnos la piel en nuestra profesión no es el secreto del éxito.

Lo que cuentas no son las horas que inviertes, sino lo que inviertes en las horas.

Si, es importante hablar y planificar. Pero todo esto tiene que llevarnos a alguna parte: a la acción.