Los torpes y los trepas. ¡a su casa!, que la inmensa mayoría de los operarios, mandos y directivos vienen a trabajar, a sacar el negocio adelante y a mantener los puestos de trabajo, que no es poco. Ya es duro lidiar con los vaivenes del mercado, con la competencia, con los márgenes y con las ventas como para que tengamos que aguantar y sufrir a incompetentes o impresentables que añadan dificultades desde dentro. Tomar decisiones y equivocarse es algo de lo más natural hasta para el mejor líder, porque solo se equivoca el que decide, pero mantener el error a lo “sostenerla y no enmendarla” es ya un privilegio solo reservado a los necios más cerriles.
Del libro: el jefe que no contaba chistes y el empleado que nunca se reía
