Según cuenta Walter Isaacson en Steve Jobs, el fundador de Apple rechazó el circuito impreso del Apple II porque «las líneas están demasiado juntas››. Insistió en reducir en unos diez segundos el tiempo de arranque de los primeros Mac, calculando que, si lo utilizaban cinco millones de usuarios, eso ahorraría «cien vidas al año». Más adelante, cuando Jobs construyó la fábrica en California, hizo pintar las bases de color
blanco en busca de pureza y perfección. «Quiero que sea lo más bonito posible -dijo-, incluso cuando esta dentro de la Caja. «Un gran carpintero no utilizará una madera mala para la parte trasera de un armario, aunque nadie pueda verla.» Cuando Jobs murió, Apple era la empresa más valiosa del mundo.
Del Libro: Legacy
