LA SONRISA

De unos grandes almacenes de New York:

No cuesta nada, pero crea mucho.  
Enriquece a quienes reciben, sin empobrecer a quienes dan,
Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre.
Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie tan pobre que no pueda enriquecer por sus beneficios.
Crea la felicidad en el hogar, alienta la  buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos.
Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, un rayo de sol para los tristes, y el mejor antídoto contra las preocupaciones.
Pero no puede ser comprada, pedida prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficio a nadie a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente.
Y si durante las aglomeraciones y prisas de último momento de las compras de Navidad alguno de nuestros vendedores está demasiado cansado para darle una sonrisa, ¿podemos pedirle que nos deje usted una sonrisa suya?
Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien no le queda ninguna que dar.

Del libro: Cómo ganar amigos e influir en los demás.