Una de las verdades universales mñas contundentes, y que por obvia es obviada, es que el tiempo es el recurso más escaso del que disponemos y que, además, no podemos comprarlo. No tenemos tiempo, y cada día tenemos menos.
Y ahí estamos, dedicando horas a temas intrascendentes, a reuniones improductivas, a discusiones prescindibles y dejando entrar en nuestras rutinas todos los robatiempos posibles.

