EL CAMBIO

Imagina que eres un operario. Si no sabes qué hace un operario, imagina sacarte una titulación técnica para después trabajar en un sórdido rincón de una fábrica de norte de Wisconsin. Haces de aprendiz durante varios años, trabajando en la misma máquina un año tras otro. La fábrica está mal iluminada y el suelo está resbaladizo por culpa del aceite y la grasa de las máquinas. La propia máquina seguramente tiene más años que tú; se estropea constantemente y necesita un poco de persuasión para arrancar, como un viejo y destartalado automóvil. Todos los días te piden que uses la máquina para fabricar piezas a partir del diseño de otra persona, con acero que han adquirido otras personas. Nunca puedes trabajar con la suficiente rapidez ni con la suficiente precisión que alguien ha previsto sentado frente a su ordenador. Y un día aparece alguien que asegura tener una visión y que dice cosas como “empoderamiento” o “libertad responsable”. Le miras fijamente mientras te preguntas: ¿ de qué narices está hablando este tío?

Del libro: Todo el mundo es importante