Trabajamos unas ochenta mil horas de media en nuestra vida profesional, y por eso seguimos existiendo como especie. Gracias al trabajo de otras personas disfrutamos de innovaciones como los aviones, el teléfono, los ordenadores, las vacunas o la cirugía. Incluso hemos llegado a la Luna. Ninguna de las personas que colectivamente hicieron realidad estos avances lo hicieron simplemente por «cobrar una nómina» a final de mes.
Del libro: La carrera infinita
