Los deportistas que no arriesgan suelen ser mediocres. Hay tres grandes tipos de deportistas: los que no se enteran de lo que ocurre, los que si se enteran y se adaptan a lo que ocurre y, finalmente, los que hacen que las cosas ocurran. Los del primer grupo no pasan de ser unos simples aficionados, los del segundo grupo son la mayoría de los jugadores, y los del tercero son los que todos querríamos en nuestro equipo.
Del libro: «Jugar con el corazón»

